10 errores frecuentes que cometemos en la ducha

Son muchos los consejos que desde distintos ámbitos, incluso la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) han ofrecido para describirnos cómo debería ser la ducha perfecta.

Se resumen principalmente en que no debemos pasar de los 5 minutos de duración ni exceder de los 95 litros de agua principalmente.

Pero además, según la última encuesta realizada en España por la empresa de grifería Hansgrohe, “Hábitos diarios de los españoles en la ducha”, el 91 % de nosotros no hacemos caso de esa recomendación. El 42 % de la población se ducha a diario y durante más de 10 minutos. Las mujeres son las que más agua gastan: el 13 % permanece en la ducha más de 20 minutos de manera habitual, frente al 3 % de hombres que superan ese tiempo. Por contra, 1 de cada 4 españoles se duchan menos de tres veces por semana.

Dejando aparte las cuestiones de ahorro y sostenibilidad, son también varios los estudios médicos que nos aconsejan sobre los hábitos de la ducha para el cuidado de nuestra piel. Los dermatólogos están de acuerdo en que cometemos una serie de malos hábitos que perjudican nuestro sistema dermatológico tan valioso. Entre ellos están los siguientes:

10 errores frecuentes que cometemos en la ducha

1. Subir la temperatura.Tendemos a usar el agua una temperatura alta, regulándola a la máxima para no quemarnos, pero sí sentir ese confort del agua muy caliente. Sin embargo es aconsejable ducharse con el agua tempada (alrededor de los 30º), pues no reseca la dermis.

2. Abusar del jabón.Los geles con jabón eliminan el manto ácido de la piel. Los doctores recomiendan buscar fórmulas alternativas. La mayoría de los productos de ducha de farmacia responden a esta demanda.

3. Despistar al pH de la piel. El pH es el grado de acidez de una sustancia, y el de la piel varía entre 4,5 y 5,9. El nivel del agua es de 7, y corresponde compensar este desajuste con geles o jabones que contengan un pH en torno a 5. Usar estos jabones alcalinos solamente sirven marear nuestro equilibrio ácido.

4.Utilizar productos excesivamente perfumados.Cuanto más cosmético sea un producto de higiene, mayor riesgo hay de agresión a la piel, porque estos productos llevan una serie de conservantes que pueden producir alergias y dermatitis en las pieles sensibles.

5. No aclararse bien. A veces las prisas y el descuido hacen que no nos aclaremos bien todas las zonas de nuestro cuerpo. Hay que quitarse bien todo rastro de jabones y geles pues todo lo que quede en la piel puede provocar dermatitis irritativas.

6. Depilarse bajo el agua.Algunas personas aprovechan el momento de la ducha para rasurarse con la cuchilla, lo que provoca, según nos dicen los doctores, irritación de la piel. Es preferible realizar la depilación en otro momento, o de no hacerlo, utilizar geles y espumas específicos y el agua fría o templada.buenaducha

En cuanto a lo relacionado con el cabello

7. La sobredosificación de champú o crema suavizante. Usar más dosis de la recomendad de estos productos puede provocar sequedad, picor, restar brillo a nuestro pelo e incluso descamar nuestro cuero cabelludo. La dosis buena, si te trata de un producto conveniente, sería la del tamaño de una nuez para una melena media.

8. Olvidar la toalla.Hay que ser muy cuidadoso a la hora de secarse, pues podemos facilitar que la misma se descame o fomente la aparición de hongos. Solamente debemos dejar la piel húmeda si vamos a aplicar un aceite hidratante y nutritivo para dejar que la piel se seque de forma natural.

9. Ignorar las uñas.El cepillo de uñas debe ser un complemento obligatorio en la bañera. Hay que aplicar el gel de ducha en él y frotar bien, tanto en pies como en manos. Tendemos a olvidarnos de nuestras extremidades inferiores.

10. Uso de la esponja: No se puede generalizar.Cada persona es un mundo y no se pueden establecer leyes absolutas sobre los usos de este utensilio. Por norma es preferible prescindir de ella y aplicar el gel con la palma de la mano. Sin embargo hay casos en los que los dermatólogos recomiendan su uso, como por ejemplo si hay lesiones cutáneas, en enfermedades como la psoriasis, por sus efectos descamativos, o en personas dependientes por enfermedad o edad (niños y ancianos). En estos casos, lo ideal es emplear esponjas desechables, porque las esponjas acumulan cantidad de bacterias y gérmenes. En cuanto el material, lo importante es que sean biodegradables.